Las torrijas de ayer y de hoy

Ya en tiempo de los romanos, allá por el siglo I d. C., quedó mencionada la existencia de una preparación muy similar a lo que son las torrijas de hoy en día. El gastrónomo Marco Gavio Apicio, en un ejercicio de recopilación de recetas latinas anteriores a su época, describió el aliter dulcia (del latín, plato dulce) como una rebanada de pan sumergida en leche, eso sí, sin hacer referencia todavía a la utilización de huevos.
Tras seguir consumiéndose durante siglos variantes parecidas de este pan endulzado, en algunas partes de Europa incluso para acompañar carnes de caza, habría que esperar hasta el siglo XIV para que fuera inmortalizada una elaboración que ya supone un reflejo más fiel del postre que actualmente consumimos. El responsable fue el cocinero francés Guillaume Tirel, en cuyo recetario Le Viander fueron incorporadas una tostadas doradas (tostées dorées) que se rebozaban en yema de huevo antes de ser fritas y aderezadas con azúcar.
Sin embargo, la primera referencia documentada a la torrija en España tuvo lugar a finales del siglo XV, en unos escritos del músico y autor poético y teatral Juan del Encina, en los que habla de las torrejas como un plato que debía ser preparado con “miel y muchos huevos”. Si bien es cierto que durante estos años era un alimento destinado en mayor medida a recuperar las energías que las mujeres perdían antes y durante el parto, en fechas posteriores fue incluyéndose en los recetarios hasta alcanzar un consumo más extendido.
Hay versiones que apuntan a que el excedente de pan durante la Cuaresma (al no consumirse el pan que se destinaba normalmente a acompañar las carnes) provocó que las torrijas se acabaran convirtiendo en un postre típico de esta época del año: por un lado, se minimizaba el impacto económico en el comercio y, por otro, se le administraba al cuerpo un plus nutricional.
Ingredientes básicos y nuevas modalidades
Sea cual sea el motivo de su consumo durante estas semanas, la realidad es que en gran parte de España hemos hecho de las torrijas un símbolo de nuestra gastronomía patria. Pan, leche, huevos, canela y azúcar como ingredientes básicos y un amplio y creciente abanico de novedosas opciones que surgen cada año. Eso sí, si queremos disfrutar de un resultado final a la altura, se deben utilizar productos de primera calidad. Y eso es precisamente lo que hacemos en Pastelerías Manacor, donde las elaboramos de manera artesanal noche tras noche para que nadie tenga que privarse de una deliciosa torrija recién hecha al día siguiente. Y aparte de dominar la modalidad tradicional como mandan los cánones, cada temporada nos proponemos sorprenderos con nuevas alternativas dotadas de sabores que consiguen llevar este codiciado dulce a un nivel incluso superior. Como ejemplo, la variedad con espuma de leche y canela con la que resultamos ganadores del premio a la mejor torrija de corte innovador de Madrid en 2017. Año en el que, por cierto, también fuimos galardonados con el premio a la mejor torrija clásica de la capital. Miradlas bien y reconoced que no podéis resistiros a probarlas.

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